jueves, 23 de febrero de 2012

Cuando a todo cerdo le llega su santo,..

Abuelo limpiamos las cuadras ¿?
con cara tapada pregunta,..
ese niño que pasaba,
y hasta su olfato se asusta,
pues era un hedor que espantaba.

Su abuelo le ha sonreído,
sabiendo que cerdos la ocupan,..
pero que nunca ha sufrido,
el olor que le preocupa.

Le explica a modo cercano,
cual de expresión infantil,..
que el cerdo es el más tirano,
aún si el sabor no es así.

Camuflan en las chuletas,
del paso en tirarse en mierda,..
la vida que representan,
aunque el hedor mismo pierdan.

Son salerosos al ritmo,
que en sus jamones ofrecen,..
de esa vida que no vimos,
cual su colgar no parece.

Pero entre vagos son ellos,
cual vida en el mismo placer,..
no les crece el mismo cuello,
porque estirarse es querer.

Y de su esfuerzo tumbarse,
saboreando en su olor,..
lo mismo que han de tragarse,
cual máximo esfuerzo dio.

Por eso es rico en las chichas,
que del trabajo y esmero,..
colgados con cuerdas chicas,
es chorizo en el puchero.

Y el tocinito en la grasa,
del masticar babeantes,..
de esa vida que se pasan,
cual mover ni en vacilantes.

Todo se cuelga en la cura,
de placenteros del antes,..
siendo el tiempo quien madura,
olores en sus variantes.

Y lo demás conservantes,..

Raic Ordóñez,.. 2012

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