Ella era una mujer percherona, físico agraciado en el parecido de Sara Montiel en su mejor edad.
Hija de una sirvienta de familias pudientes, educada con mimo en esos entornos.
Acostumbrada a la buena mesa, la fina tela y el ocio sin medida.
Se casó ya con oscuras sombras, y ejercía la prostitución de lujo a expensas de su marido.
Sus influencias eran de personajes de política, Policía Nacional y diferentes cuerpos,GC que la otorgaban poder entre ellos y esas fuentes que se mueven bajo esas circunstancias.
Uñas de porcelana, chocolaterapia, depilación láser, peluquería semanal y un sinfín de privilegios que de vivir del sueldo de su marido, camionero autónomo de una empresa pequeña, no podría costearse a ese nivel.
Resonantes eran cuatro abortos, que se movían en renglones de personajes de su prostitución y que debían taparse por el relacionar que conlleva. Todo un festín para los tiburones que de recrear fueran en acoso mantenerla sometida.
Perteneciente a una gran plataforma de nivel social en los programas de sobremesa.
Tenía dos hijas y aprovechaba para sentirse importante en las ampas escolares, tras mantener oculta su verdadera dedicación.
Participe de esos programas de acoso e intimidación a través de los medios y programaciones.
Tan delicado su estado en perdurar de las sabiendas que se exponen, que a corto plazo, pudiera variar la balanza.
Participante en el acoso de quienes se suicidaron y, con manos de poder en sus amenazas.
Aún golpean los recuerdos, como justicia de justos que se quedó aparcada ante las evidencias.
Dicen que la historia se alimenta de fuentes verídicas que bajo seudónimos quedan permanentes en el recuerdo.
Alimento las fuentes en veracidad completa de casos vividos y apartados por interés que no tengo.
Pero la mente es la fuente del recuerdo y la supervivencia del día a día.
No puedo olvidar esos suicidios,... y no tengo intención de dejar que se olviden.
Conozco los límites de desearlo, de no querer pertenecer a un mundo en el desencaje y opresión. Y voy a permanecer recordando tanta molestia, que a injustos promueve en equívocos.
Porque el tiempo sólo es tiempo,
y la historia lo permite,...
lo que tengas de argumentos,
hasta en cuentos te lo admite.
Raquel Ordóñez Marqués.
PD:En el lenguaje camuflado la llaman CUBA.
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