jueves, 24 de noviembre de 2016

Mi querido Dracull,...

Es como entrar en una novela y entre telones vivir con sus personajes.
Página por página, se van moviendo las escenas y en su conjunto es un recobrar de vida paralelo.
Un continuo de historias por descifrar, donde se involucran los dos mundos a convivir.
Los personajes van tomando vida, a medida que se mezclan con la realidad y adoptando comportamientos cotidianos de otras épocas.
Intercambiando los sentidos por descubrir, que detallarían el espectáculo en su medio. Y haciendo de la misma vida un enigma de dificultades entremezcladas, que conllevan a la confusión del mismo tiempo.
Con costumbres que se enlazan en espontáneos comportamientos, imprevistos de un guión.
Mientras tanto, como si en el florecer de una planta carnívora se expusieran todas las escenas en su interior. Diente por diente de la planta, se va clavando y encerrando en si mismo, en el doblar de los personajes, dejándoles atrapados con una pequeña punta en su apretar.
Dando por zanjado el cierre de telón, en un apresar de tiempos, en el que descubrirlo será de la supervivencia la misma liberación.

Los espejos sirven de escondite o descanso, siendo del reflejar, una mirada a verse envuelto en otro paisaje. Pasar de uno a otro, dependerá de la capacidad de creatividad de cada individuo.
Dando a la imaginación el privilegio de nuevos acontecimientos, fuera de sus propias mezclas.
Entre los dos mundos, se encuentran las batallas establecidas hacia la misma libertad.
Y de la misma historia, intervalos de tiempo en vacíos, que amenazantes son del olvido, mismo descuido a un perderse.
Huecos de historias que fueron derrotadas en una desmemorizante batalla perdida. Y tiempo recuperado para un rellenar por la imaginación.
La historia que se come la misma historia en descuidos, donde los conocimientos no abarcan en su totalidad, la capacidad de los mismos tiempos.
Tiempo que se recupera en los vacíos de nuevos rellenos, donde la ilusión y la valentía, son junto a la misma historia un desafío.
Mientras caminas por este escenario de la vida, el respiro será aliento de nuevas ideas.

Raquel Ordóñez Marqués.




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