sábado, 5 de noviembre de 2016

Mi querido Dracull,...

Metidos en el cerebro elegido, son del acuse la repulsa de un incomodar continuo de actos.
Lo que la mente puede alcanzar en sus intenciones no siempre es comprensible. A veces está lejos, muy lejos de la comprensión que en educados adquirimos.
Y por supuesto lejísimos de la coherencia  trabajada.
En las creencias existen incoherencias que desembocan en locuras, y en conclusiones que tienen que ver con la fe, pero nada que ver con religiones.
LLamémosles sectas o grupos malintencionados, que de usos en ritos o mitos, han ido apoderándose de la ignorancia atrevida.
Bien es sabido de igual modo, que la fé mueve montañas y que de la misma se marcan en diferencia rituales.
Si nos posicionamos en siluetas imaginarias de identificación personal en quien las imagine de igual modo podemos situarlas en el lugar de preferencia a petición.
Imagínate pues, en ese aspecto que de atravesar con el pensamiento, fuese influir o entorpecer la libertad de movimiento o pensamiento ajeno. Y que del acierto fuese la tortura o tormentar de un libre expuesto.
Burbujas en la exactitud del físico y silueta reconocida, moviéndose con alma real ante el pensamiento. Tiempos, modos y formas entorpeciendo la realidad del presente, con pretensiones de diferentes momentos y aspectos que la vida suscita, dependiendo de quien.
En el mundo real hay pautas de aprendizaje y constancia para el avance y letargo. Pero en el mundo imaginario todo es especulativo de caracteres e indeterminado de conocimientos y causas.
Tan irracional en sus peticiones como que de sueños ilusiones fuera transformar una vida de desdicha, en dicha que imaginen.
Entre las intenciones a mover tanto disparate de haber, están las circunstancias que del miedo puedan hacer ver una salida, allá donde la imaginación sólo alcanza a obtener como conclusión entre increíbles.

Y como Dioses se miran,
y como Dioses se ven,...
y en el decir que otros digan,
no es misma fé lo que creen.

Y se imaginan maneras,
de modos de ese variar,...
y hasta el mirar es de aquellas,
que todo pueden cambiar.

Y van clavando en el cuerpo,
cual del surcar es de tierra,...
y vivos ya son los muertos,
que en mismo retar se pierdan.

Sangrando llora la vida,
entre tormenta y chubasco,...
y nadie al pasar la mira,
y es repetir mismo fiasco.

Quien se podía imaginar, que imaginando mataban,...

Raquel Ordóñez Marqués.


Si pensáramos,...

Basándose en las críticas, rencillas, rencores o maldad, es difícil de comprender hasta los ejemplos. Y es que quien no ha vivido en la mira que de perspectivas pudieran dar variantes.
Ejemplo:
Una persona compró una segunda casa, que de veraneo ya veo un derroche en inconvenientes.

Cuando aprenderemos a medirnos por nuestros propios actos, sin tener en consideración lo que otros hagan, cercanos o lejanos.
En que momento de la vida dejaremos de ser guiados por la envidia y el rencor de las diferencias.
Y hasta cuando viviremos un paralelo en las coincidencias, que ya advierten una similitud de errores constantes y reincidentes.
En la vida tenemos muchos pareceres, como de igual modo puntos de vista que pudieran llamar.
Pero si el variante de la necesidad no fuese la comparación o comparaciones de haber, sino la valoración y compensación o pérdida, dependiendo del caso. Acabaríamos con una perspectiva mucho más acorde a la realidad de cada uno.
Sería como el peso de la vida, en el justo correspondiente del caso a tratar sin comparativas.

Quién no sueña con la libertad??

Y porqué no una libertad completa??

Sin el peso aplastante del que dirán o complaceres en diretes de la controversia en libres.
A qué llamamos una vida sana?, si en el mismo pensar u obrar no administramos la igualdad de derechos.
Y porqué arremetemos contra todo aquello que de cuestionar no sería, en el obrar personal de cada uno?.
Quién ha dicho que en las diferencias no está la igualdad, que de inconvenientes, dé un concreto de exactitud en equivalentes.
Y porqué nos dejamos llevar por costumbres cuestionadas, en vez de probar la coherencia independiente.

El Otoño me distrae,...

Raquel Ordóñez Marqués.