domingo, 15 de marzo de 2020

Maldita pandemia....

Nos enfrentamos a un comportamiento exigido, donde la voluntad personal no tiene cabida, donde la paciencia y la soledad son el mismo traje de las circunstancias que muchos vivimos.
Es cierto que las aglomeraciones así como el contacto con otros es un riesgo a tener en cuenta dada la situación, pero quienes trabajamos con personas, sabemos de esas necesidades cotidianas, que hace la compañía para mantener una estabilidad. Una estabilidad, que en la enfermedad mental, es necesaria para concebir el día a día y conciliar en el comportamiento, esos altibajos que por la causa que fuera, son de predecir en el contacto diario, por aquellos que se implican en mismas causas.
Se suben por las paredes, frase que describe mínima paciencia, solo un comentario de lo que en las horas, dicta misma mente en sus impaciencias, y es la humanidad, la que en sus impulsos logra que entretengan el tiempo que pasa. Tiempo que requiere constancia de todos.
Ahora la distancia marca nuevas pautas, ya no es tan cercano el trato ni el uso, solo la prudencia manda en responsables cautela en avisos.
Son esas distancias, las que desconfían de un trato correcto, era tan cercano el trato a su paso, que ahora ya en previstos miras de reojo y poco se entiende que el miedo y el riesgo sean de un seguro, lo que no sostengas en tu fiel postura. Llama la prudencia a todas las puertas, y esas que no entienden, son del requerir de una información acorde a posibles que mismos acepten.
Quien será elegido, para en el disfraz, ir quitando mascaras que van subrayando los miedos de algunos, todos son expuestos, y es del mismo tiempo paso que asegura pillarte en el tiempo, riesgos y problemas, o preocupaciones en el mismo entorno, a todos nos toca enfrentar posibles.
Somos tan iguales, que la fortaleza solo te resume en el superar, ayudar a otros a que lo superen es de la verdad paso afianzado, pues no hay quien esquive a la misma vida.

Y te vi temblando por aquel posible,
que dice a la vida me voy acercando,...
y te vi temblando y no es admisible,
porque todos vamos igual respirando.

Solo es ese miedo que en el palpitar,
dicta de sucesos que igual son seguros,...
y en tiempo vivido ese paso más,
que dice supera porque igual son crudos.

Dice la conciencia yo no lo concibo,
dice la prudencia tiempo es que hablara,...
porque tiempo uso en lo que te escribo,
que te deja claros donde miraras.

Ahora que lo escuchas pon esos sentidos,
que animando a otros son de conciliar,...
porque me dijiste y ahora yo te digo,
que viajamos juntos en un mundo igual.

Raquel Ordoñez Marqués.