En el argumentar de cierta ideología, trato es que se tiene en los malos modales, poco es que se escucha y mucho se espera de ese mismo entorno, que cuestiona el gesto desde la razón, no pidas perdón si eres orgullosa, por que en los modales tu eliges los tuyos, pero me aturullo viendo el exigir, que me vas marcando y de las protestas tu sola te restas en esas maneras, bien es que el disgusto te lleve a altibajos, pero la cuestión es si esto lo sabes, o nos das las claves para conocerte y poder crecerte, que otro soluciona estos atropellos, que mirando el cuello deja en desear, lo que siendo afirmas desde tu visión, no hay más condición que el que lo medites y si esto no es que sabes, puede que practiques como situarte, pero en este arte no excuso mentiras.
Dicen esas puertas que al cerrarse solas, mismo el automático es lo que falló, y ese conductor no tuvo la culpa, nadie lo disculpa en otros menesteres, por que a los ancianos, bien los balancea en su mal hacer y has de comprender que esto lo reprocho, pero el mismo pueblo debe de quejarse y este protocolo es obligación, por que bien se sabe que en observación llevo mucho tiempo, y en el mismo tiento es que lo denuncio, muchas son las formas de llegar a acuerdos, pero hostil me pierdo si esas son las formas.
Y es que en el coraje del mismo cabreo,
hasta yo recreo crudos los modales,...
pero en el seguido todo lo que veo,
lo llevo a buen fin en mismos cabales.
Hagas lo que hagas mide tus maneras,
por si es que te escuchan el mismo quejar,...
que aunque nada digan cuando menos esperas,
pues se solucione sin llegar a más.
No guardes rencores que te perjudican,
ante ojo ajeno siendo ese decir,...
que ante las disculpas eres quien practica,
mismo maldecir.
Raquel Ordóñez Marqués
