Para que te diagnostiquen fácilmente de una enfermedad mental, sólo tienes que ser poco habilidoso, descuidado o paranoico. Esto muestra casi todos los síntomas de quienes nos dirigen, poco habilidosos, con paranoias de persecución o derribo u obsesionados con su propio ego y principios, donde se cojea constantemente de ejemplos.
Erradicamos la historia con exhumaciones, desde que se conoce que para que sigas existiendo te tienen que recordar, es así, que es bueno olvidar a los que vienen delante, aunque en síntomas del arrogante, es sencillo derribar, lo importante es quedar en los puestos de primeros y si quito lo que quiero es posible la poción, porque va misma versión en palurdos que les siguen, y por tanto si prosigue no aborregues más personas, por que esto condiciona a inteligencia que se basa en la decencia verdad , la conciencia del suceso y quitarlo no es proceso de tener que recordarlo y por tanto olvidarlo es tener que repetirlo. Por que tontos son cautivos del olvido de las cosas.
Y me quedo con tus actos que en versiones son variantes,
del tener que reducirme en la historia conocida,...
y me quedo con tus gestos que en constantes delirantes,
es la fuente que nos muestras donde tu reconocías.
Que diriges nuestra historia y nos borras las molestias,
que en sillón es ese bulto que incomoda tu postura,...
y te quejas en constancia y además es que protestas,
porque no llegó diagnostico cuando surge la locura.
Y aunque ya somos conscientes que el rebaño te obedece,
esperamos como lobos protegidos en los actos,
del que va pasando hambre y por tanto poco crece,
hasta que ese iluminado se de cuenta del maltrato.
Raquel Ordóñez Marqués.