Tiene impulsos descontrolados, que pudieran ser malinterpretados por aquellos que desconocen las patologías, pero nunca por quienes las trabajan para mejorarlas. Pudiera ser que no estuvieras centrado en tus objetivos, o pudiera ser que desconoces los mismos. Todo puede ser desde este punto de vista.
Desconoce sus propios miedos y es objetivo de sus impulsos descontrolados, por primera vez trabajados desde un punto de autonomía que le irá enseñando a controlar paulatinamente y con mucha paciencia todos los miedo que entorpecen y ralentizan su propia personalidad. Siempre se ha visto cobijado y amparado ante los mismos, por eso y llegada a esta edad madura, es considerable que le costara más de lo normal hacerse a la idea de poder resolverlos por si mismo.
Primero se necesita ese reforzar que te da la valentía necesaria de ir considerando que pudiera ser posible, y luego con el tiempo ir reforzando la confianza que resuelve propias dudas, bien es sabido que cuando tienes personas a tu alrededor que deciden y resuelven todo problema por ti, es necesario, trabajar al mismo tiempo con el entorno que te rodea y eso es más laborioso y tardío. Pero si quieres resultados positivos y de confirmación de tus propios actos debe de ser así.
La paciencia es una virtud,...
No entiendo protestas que tienes al día,
porque se supone tu eres el experto,...
y aunque no me digas lo que le decías,
me pones en duda y eso ya es un reto.
No entiendo motivos de tantas protestas,
siendo ese trabajo que bien ejecutas,...
porque en esas quejas es a mi a quien restas,
y lo vas vendiendo en líneas ocultas.
Solo soy testigo de tus mil reproches,
y de quien te quejas que no puedes más,...
siendo de tu vida ese mismo broche,
que te da experiencia que dices que das.
Ahora que lo pienso eres inexperto,
y en la teoría dictas profesión,...
que en la misma vida ya te marca el reto,
de mostrar ejemplo en la misma versión.
Eres objetivo de mis mil miradas,
eres esa muestra de una conjetura,....
que vive de cuento inventado de hadas,
y que solo habita en propia locura.
Raquel Ordóñez Marqués.