Si pensabas que al entrar en mi casa podías hacer lo que quisieras, quiero que sepas que de lo que hubiera nada te pertenece y la vida no te ofrece lo de otro, por lo tanto en este coto Señoría, la conciencia me diría se acabó.
Inmortales con propósito de serlo, hay que ver para creerlo pues asaltan juventud, dependiendo de los años, pues se aferran a creencias de película, y la vida pues practica defenderse, usurpando identidades sin tener capacidades para hacerlo, religiones, que me tocan las opciones cuando hay que defenderse, pues la vida que procese el atropello, cuando digo que se ponga en mis zapatos, pues existen pelagatos que ocupando el mismo espacio, ahí se ponen, y traspasan en opciones los derechos, por lo tanto es que aprovecho a llamarte gilipollas.
Señoría me perdona la osadía cuando no quedan remedios, como no sabemos más, pues mejor nos retiramos, porque encima molestamos al presente, os lo ruego, ignorarme, porque en si el atraparme es imposible, porque siempre caes tú.
Solo se que la locura siendo vuestra,
traspasaba los derechos de obtener,...
y confundo misma luz que en noche el día,
me cegara en mismo ver.
Eres tonto yo lo se y lo reconozco,
que quizás explicaciones siendo escasas,...
me reía aunque solo fuera un poco,
cuando pasas por mi casa.
Profesión que en si no ejerzo pero abarco,
es mostrar lo que mantienen las mentiras,...
cuando en si el mismo desfalco,
es robar la misma vida.
Lo que pasa que en venir de ser los listos,
es cuestión de demostrar en el contrario,...
que en prudencia la violencia la resisto,
en diez años que mantiene el calendario.
No me tientes, porque puedo hacer más cosas,...
Raquel Ordóñez Marqués.