Lo que empezó siendo un grupo más de Facebook se ha convertido en un auténtico fenómeno social que ya ha hecho sus primeras "acciones de guerra": la pitada a Chacón en Badajoz fue obra suya.
Empezaron como un grupo más de las decenas de ellos que campan por Facebook en contra de la continuidad de José Luis Rodríguez Zapatero y ahora se han convertido en lo que han llamado el Movimiento Naranja, un auténtico fenómeno social alumbrado a través del concurrido muro de A que conseguimos 4 millones de personas pidiendo la dimisión de Zapatero.
Lo suyo es digno de estudio. Su creador, Toño Carratalá -que aunque no es militante del PP no oculta su afinidad política-, decidió un día que los españoles necesitaban una "vía de escape" para mostrar su "indignación" y que no están "anestesiados", y bajo esa premisa nació el pasado 18 de diciembre el famoso grupo. En estos meses su crecimiento ha sido exponencial -como ya se hizo eco de ello este periódico en enero-, tanto que ya supera los 315.000 miembros y tiene coordinadores en cada una de las 17 comunidades autónomas. Para que se hagan una idea, es como si en una ciudad del tamaño de Valladolid todos sus habitantes formaran parte de esa gran familia, que es muchísimo más numerosa que la de cualquier partido o cualquier político español en Facebook.
La fama y la repercusión les han traído alegrías pero también más de un disgusto. De hecho, últimamente tanto Carratalá como varios de los coordinadores autonómicos del grupo han comenzado a recibir amenazas e insultos a través de correos electrónicos y mensajes en sus perfiles de Facebook. "Antidemócratas" y "fascistas" es de lo más suave. A partir de ahí, cosas como "te sigue el CNI" o "conocemos tu matrícula y tu dirección".
Pero ellos quieren seguir adelante con su Movimiento Naranja a pesar de los pesares. De hecho, su gran reto es organizar una manifestación multitudinaria en Madrid a la vuelta del verano, en septiembre. En principio pensaron convocarla en julio, coincidiendo con el fin de la Presidencia Española de turno de la UE y la subida del IVA, pero era, dice el culpable de esta marea social, algo "precipitado". Y si movilizar a la gente en la calle no es tarea fácil, en pleno verano menos aún.
Ya han hecho sus primeros pinitos fuera de la pantalla del ordenador. Alguna quedada de miembros en Valencia, Murcia o Canarias, pero también alguna acción de guerra. De hecho, la pitada que el Día de las Fuerzas Armadas se llevaron Carme Chacón y Guillermo Fernández Vara en Badajoz la organizó la sección extremeña del grupo, a través de mensajes en el muro y de SMS con el típico "pásalo".
El PSOE culpó entonces al PP y en concreto a NNGG de Extremadura del boicot. No fueron los populares quienes planearon de la encerrona a la ministra de Defensa, aunque sí puede que algunos de los que pitaron ese día a la catalana fueran militantes del PP. Porque no cabe duda -y así lo reconoce su creador- que entre los miembros de A que conseguimos 4 millones de personas pidiendo la dimisión de Zapatero hay muchos afiliados populares, unos de base y otros con cargo público. Aunque también hay muchos miembros que no tienen afiliación política y sólo pretenden que Zapatero no esté ni un día más en La Moncloa. Y eso es precisamente lo que une a unos y a otros.
Es inevitable pensar que, aunque naciera como plataforma ciudadana, un fenómeno como éste ha sucumbido a la politización. Pero su alma mater niega la mayor: quiere que la independencia política siga siendo la seña de identidad del Movimiento Naranja. Aunque sí reconoce Carratalá que varios políticos han contactado con él para intentar seducirle. Nunca antes en España se había producido algo parecido a través de una red social, así que es normal que los políticos estén ojo avizor. Los del PP, porque quieren sacarle jugo. Los del PSOE, porque tantos internautas cargando al unísono contra Zapatero y su Gobierno incomoda. Cuanto menos.
Lo suyo es digno de estudio. Su creador, Toño Carratalá -que aunque no es militante del PP no oculta su afinidad política-, decidió un día que los españoles necesitaban una "vía de escape" para mostrar su "indignación" y que no están "anestesiados", y bajo esa premisa nació el pasado 18 de diciembre el famoso grupo. En estos meses su crecimiento ha sido exponencial -como ya se hizo eco de ello este periódico en enero-, tanto que ya supera los 315.000 miembros y tiene coordinadores en cada una de las 17 comunidades autónomas. Para que se hagan una idea, es como si en una ciudad del tamaño de Valladolid todos sus habitantes formaran parte de esa gran familia, que es muchísimo más numerosa que la de cualquier partido o cualquier político español en Facebook.
La fama y la repercusión les han traído alegrías pero también más de un disgusto. De hecho, últimamente tanto Carratalá como varios de los coordinadores autonómicos del grupo han comenzado a recibir amenazas e insultos a través de correos electrónicos y mensajes en sus perfiles de Facebook. "Antidemócratas" y "fascistas" es de lo más suave. A partir de ahí, cosas como "te sigue el CNI" o "conocemos tu matrícula y tu dirección".
Pero ellos quieren seguir adelante con su Movimiento Naranja a pesar de los pesares. De hecho, su gran reto es organizar una manifestación multitudinaria en Madrid a la vuelta del verano, en septiembre. En principio pensaron convocarla en julio, coincidiendo con el fin de la Presidencia Española de turno de la UE y la subida del IVA, pero era, dice el culpable de esta marea social, algo "precipitado". Y si movilizar a la gente en la calle no es tarea fácil, en pleno verano menos aún.
Ya han hecho sus primeros pinitos fuera de la pantalla del ordenador. Alguna quedada de miembros en Valencia, Murcia o Canarias, pero también alguna acción de guerra. De hecho, la pitada que el Día de las Fuerzas Armadas se llevaron Carme Chacón y Guillermo Fernández Vara en Badajoz la organizó la sección extremeña del grupo, a través de mensajes en el muro y de SMS con el típico "pásalo".
El PSOE culpó entonces al PP y en concreto a NNGG de Extremadura del boicot. No fueron los populares quienes planearon de la encerrona a la ministra de Defensa, aunque sí puede que algunos de los que pitaron ese día a la catalana fueran militantes del PP. Porque no cabe duda -y así lo reconoce su creador- que entre los miembros de A que conseguimos 4 millones de personas pidiendo la dimisión de Zapatero hay muchos afiliados populares, unos de base y otros con cargo público. Aunque también hay muchos miembros que no tienen afiliación política y sólo pretenden que Zapatero no esté ni un día más en La Moncloa. Y eso es precisamente lo que une a unos y a otros.
Es inevitable pensar que, aunque naciera como plataforma ciudadana, un fenómeno como éste ha sucumbido a la politización. Pero su alma mater niega la mayor: quiere que la independencia política siga siendo la seña de identidad del Movimiento Naranja. Aunque sí reconoce Carratalá que varios políticos han contactado con él para intentar seducirle. Nunca antes en España se había producido algo parecido a través de una red social, así que es normal que los políticos estén ojo avizor. Los del PP, porque quieren sacarle jugo. Los del PSOE, porque tantos internautas cargando al unísono contra Zapatero y su Gobierno incomoda. Cuanto menos.
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