Palabras que piden,
resurgir de medios,..
palabras que eximen,
cual mal dieron ellos.
Replica en palabras,
de balas con sangre,..
de aquellos que hablaban,
después del desangre.
La ofensa es profunda,
al dolor inmenso,..
de huérfano o viuda,
de entierro e incienso.
Soledad obligada,
cual premio permite,..
que aquel que mataba,
se recree y cite.
Y en el citar de ese texto,
que cual mediador se expone,..
no te vale otro pretexto,
por todo aquello que escondes.
Y en el esconder diario,
que fácil olvida tú mente,..
la pena es de muchos calvario,
cual texto escribe un demente.
Y el olvido es la condena,
de una memoria dañada,..
del mal que siega en cadena,
al que mató porque hablaba.
Y cuando el silencio marca,
renglones de historia en matanzas,..
por mucho que escribas palabras,
no eres muestra de sembranza.
Si tus pasos dejan cerco,
del tropezar en constancia,..
no es grato mostrarse terco,
y subirse en arrogancia.
Disponer de el eco en fila,
para adentrarse muy fácil,..
no es voz que este pueblo siga,
ni en leyes se muestre frágil.
Recapacitar en actos,
rectificando en enmiendas,..
por muestra de ejemplo sin pactos,
es lo que a ti recomiendan.
La retirada de armas,
sumada al rechazo inmediato,
y el tiempo con tiempo que haga,
verificado en relatos.
La suma del mal que has sembrado,
no beneficia amenazas,..
con tumba y nombre al enterrado,
para el llenar de esa panza.
Ni las leyes se estipulan,
en beneficio a la vida,..
dependiendo de la mano,
que en disparar se prediga.
No sigas con más intrigas,..
Raic Ordóñez,.. 2011
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