Paseito por la tienda,
en zona de alimentación,..
y ver el precio que tenga,
por si comprar puedo yo.
Decía en la mañanita,
la abuelita en sus quehaceres,..
como pidiendo a ranita,
suerte al comprar si puede.
Los precios se alzaron tanto,
en crisis que no existía,..
que en los estantes el gancho,
es el precio que ponía:
Si quieres desayunar,
con cafelito y tostadas,..
no le pongas mantequilla,
ni tampoco mermelada.
Las galletas son un lujo,
igual que los cereales,..
y en el decoro el tapujo,
cual niño en necesidades.
El café ha subido tanto,
que al segundo no hay opción,..
y si es con leche un manchado,
quizás te llene el tazón.
Al mediodía se sirve,
con pan que aún no subió,..
verduras que solas hierven,
con mucha imaginación.
Llegar al segundo plato,
vacío en decoración,..
es del fregar un relato,
de suciedad que no vio.
Suplicio de la merienda,
cuando ese niño pregunta,..
¿ abuela que recomiendas,
a ese pan que nada untas ?.
La abuelita en su teatro,
en adelanto a la cena,..
le explíca la sopa en el acto,
para que así se entretenga.
Le puse agüita del río,
que del cielo llegó sola,..
y hierbas que he recogido,
en el campo de amapolas.
Un hueso jamón que tenía,
solera en tiempo de espera,..
y que metí y sostenía,,
amarrado a una cuerda.
Suele servir como caldo,
aunque el sabor no le llegue,..
de carne en hueso ya calvo,
de las veces que se hierve.
El niño hambriento y cansado,
se duerme en espera a merienda,..
y en sueños alimentado,
llorando le observa su abuela.
La crisis en sus reservas,...
Raic Ordóñez,.. 2011
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