viernes, 8 de abril de 2011

Recuerdos y rastros,..

Sentados ante ese cumbre,
que haciendo sombra en la esquina,..
te aparta de muchedumbre,
que se cobija en la cima.

Repleta de hierba seca,
que amarillea hasta paja,..
sin árbol que les proteja,
se sueltan refajo y faja.

Ardillas que aparecieron,
corriendo como diablos,..
del calor que padecieron,
hasta llegar a ese establo.

Recién lo alcanzan en vista,
desprotegidos del sol,..
y como ardillas muy listas,
seguidas iban al son.

El techo que estaba en ruinas,
mantenía en agujeros,..
el tamaño de esa cima,
que les protegía en cielo.

Y viéndose en desamparo,
perseguidos del calor,..
al cielo gritan reclamos,
¡¡ Que apague el infierno por Dios !!.

Por suerte estaba a su alcance,
atardecer que seguía,..
con un fresquito en balance,
de refrescarles el día.

Cercano quedaba el arroyo,
que en tiempos de aquel pasado,..
traía el agua por chorros,
y llenaban sus cacharros.

Hoy solo queda el recuerdo,
y los rezos que por días,..
le piden agua en el credo,
de lluvia que les caería.

Chaparrón intermitente,
del juego que baila burlón,..
recuerdos de algún reciente,
del aprendiz vacilón.

El rostro de aquel momento,
que dio brillos en canela,..
se capta en rayos y aciertos,
de algún  poema a la espera.

La brisa corre muy suave,
en tontoneo del viento,..
que interrumpe como un ave,
cortando acierto en intentos.

Y pasarán días y meses,
y el despertar de ese cielo,,..
enfurecido se crece,
si no te aprendes el credo.

Santa María bendita,
madre del fruto en la vida,..
que aquello que no me quita,
es poderla yo vivirla.

No me quites el puchero,
que alimenta a nuestros niños,..
ni tampoco ese dinero,
que esfuerzo me dio conseguirlo.

No me quites el cobijo,
de estas mis cuatro paredes,..
que cual pescador en barco,
son alimento en mis redes.

No dejes que los mayores,
queden fuera del camino,..
con pisadas de menores,
que borran tal cual su destino.

Dale fuerza en los valores,
a quienes viviendo libres,..
se acuerdan de los inferiores,
que en su apresar siempre viven.

Y si de paso la suerte,
se tropieza en mi camino,..
cumple mis cinco deseos,
y empieza por los cretinos.

Los otros cuatro los guardo,
para contarlos a solas,..
cuando estemos a resguardo,
del mar que nos cubre en olas.

Ese que en sueños recorre,
el niño y lo muestra en juegos,..
y ese tiempo que le absorbe,
queda por siempre en recuerdo.

Raic Ordóñez,.. 2011

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