sábado, 1 de agosto de 2015

Bucándo esa imagen que te define,..



En este mundo de reflejos imperfectos que confunden los sentídos,... Donde la mirada ya no es oficio de un detallar definido en nitidez.
Donde en su consumo la vida se palpa en los sentídos que en el tacto dejan huella en permanencia. Donde la misma se pronuncia en este tiempo que la mece. Allí donde su descanso es el eterno de algún descubrir,.... y en la intriga está el peso de los mismos que importaran a criterio de cada uno.
Ese punto indeterminado que habíto en el continuo de permanecer al lado opuesto de la razón de hipocresía y decoro de vivencias en despiste de la misma vida.
Y cuando dejo de balancearme en sus olas de viento, me acomodo en el silencio que se obliga en afirmar un pensamiento de esconder. De obtener solo en su sentído y en su medida de exáctos perpetuos.
Les tocó jugar con las cartas más feas de la baraja,.. diferenciar el lado correcto y el opuesto de un dispuesto ajeno al gusto. Se buscó un motivo que de entendimiento fuera un paso en ese camino de otorgar la indiferencia  como compañía del inevitable desconsuelo. La terapia de ese permanente de enfrentamientos de obligados a otros expuestos.
En ese transparente que nos comunicamos durante tantos años, en el gesto de una mímica en simpleza, donde las palabras no reconfortan el significado del descrito en empujones de la brisa a movimientos ciegos.

Ahoea en este vagón del tren de la vida, viajo en el seguido de no hablar de un mañana, que pudiera amanecer sin más sombras que en luces los nublados que el entorno manifiesta.
 Y me abastezo del día a día en su mismo consumir de horas controladas, y a veces ni el reloj me resulta del tiempo, en dar el necesario de uso  que huebiera.
Y me dispongo a no descubrir de renglones, lo que del misterio es entresijo de resurgir en mentes de enredar lo que otros dictan.
Pero te dejo en el rastro del camino, donde el olvido no sería en detallar de pensamientos medidos en el exácto que es del redactar del compuesto de los mismos. Y de la huella ese aroma que pinta en sentir, el abrazo que reconforta del día que pasa sin descontar del haber en sus posibles.

Pero me acomodo en mis maneras, simples del imperfecto que mueve la autoestima en su valor, ese de autonomía en propios de hallar. De escondídos que conmueven y en la intriga hasta dormidos se acomodan al constante.
Es tan largo el camino de andar, que seguro el cruzar de pasos dejan la medida de algún número en recuento de buscarse. O de encontar sin mirar.

Raquel Ordóñez  Marqués.
2/07/2015

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