Las personas nacen solos, viven solos y mueren solos, aunque en compañía permanezcan muchos y diferentes en su entorno.
Se aferran a otros por el simple y mero hecho de consolar de algún modo la soledad que se pronuncia en el mismo proceso de la vida. Siendo en muchas ocasiones complicidad hasta la meditación de ese tramo de separación individual, donde el pensamiento junto a la razón, marcan un destino independiente y solitario.
La complicidad puede dar como resultado, diferentes tipos de cariño que se aferran a su vez a diferentes estados de ánimo, dispuestos en su positividad a ser de acompañamiento y olvido de las situaciones amargas. Prolongando en el tiempo la aspereza que se siente al meditar todo tipo de situación y del mismo modo de desolación al enfrentarse a la vida.
El vacío es esa respuesta que ante las dudas por resolver nos deja en estado de shock mental al quedar inerte en el mismo.
Se confunden los tiempos,
inventando un mañana,...
que en restar es descuento,
de esta fuente que mana.
Que suplica la vida,
al hacerse mayor,...
aunque a todos se diga,
que este tiempo es mejor.
Se confunden los tiempos,
porque cumplen más años,...
y es que el mismo es invento,
de la vida en un caño.
De pender de ese hilo,
que se cuelga y mendiga,...
y que a chorros le pido,
que me llene la vida.
Se confunden los tiempos,
cual decir de un vivir,...
en suspiro es aliento ,
de este mismo sufrir.
https://www.youtube.com/watch?v=k_on7zgBPUA
Raquel Ordóñez Marqués.
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