La lluvia no dejaba de caer,
la garganta una batalla en mil espadas,...
hoy mismo parecía que era ayer,
cual sueño pesadilla era en mi almohada.
Campanas que replican los horarios,
se escuchan mientras dicto cuatro letras,...
despierta se acabaron los calvarios,
de sumas que al final solo son restas.
Ansío en el dormir de un sueño eterno,
maneras de un dictar más apropiado,...
con letras que en su libres no haya dueño,
de enredos que en palabras den atados.
Mirada de un en espejo en soledad,
que dice en resumir miles de historias,...
y guarda cual secreto esa verdad,
sumisa y silenciosa en la memoria.
De niña era un enfado en sus constantes,
que atiza en un zis zas sin miramiento,...
y ahora se convierte en delirantes,
que invaden hasta el mismo pensamiento.
No asumo de la fuerza gravedad,
que avisto en el trascurso de los días,...
y vuelven golondrinas a volar,
en esa oscuridad que mantenían.
Raquel ordóñez Marqués.
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