Toda experiencia es fruto de maduración en las distintas etapas que la vida nos ofrece con el mismo tiempo. Y todo tiempo es necesario para alcanzar ese maduro que nos enseña a ser cuando menos mejores personas, o más conscientes al respecto de las circunstancias vividas.
Bien es sabido que cada uno vive las suyas propias y que malas son las comparaciones que nos conllevan a esas diferencias que en criticados, nunca sostienen un equilibrio en la balanza que justifique nuestros propios gustos. Pero podemos aprender con el día a día a justificarnos con las mismas que nos acarreen distintos comportamientos a exponer, entre tantas diferencias por existir y de igual manera a enseñarnos mientras aprendemos a entendernos en esas que son tan destacadas en las mismas de haber.
Nos confundimos en el menosprecio de debilidades o discapacidades que por detallados pueden marcar como diferencia, diferentes conceptos a tener en cuenta por el variado de las mismas a descubrir por su variedad en una multitud. Y nos atrevemos a exponer criterios que solo detallan esas diferencias que por ignorancia, van cerrando pasos a quienes de iguales no tuvieron nada en esa simple vista. Somos diferentes y como es corriente nadie se preocupa de las mismas causas, no siendo en gestiones que de mentes fáciles sea misma secta quienes adoctrinan para ese redil.
Son esos derechos que van recogiendo detalles y habidos, los que igual se imponen en los ya cercados por gusto o criterio de masas que mueven intereses propios de gestión impropia.
Y no es en concisos requisito de alguien un justificado, que en comportamientos y en resoluciones no den una vista que en sus diferencias mueva en inquietudes masas de otros bandos.
Hoy aprendemos a diferenciar lo que de igualdad no es un logro habido, que en los intereses haga una comuna de posible acierto y en el mismo tiempo lo que de importancia hace que el debate sea misma causa de un llegar a acuerdos. Esa diferencia que mantiene alerta causa en los motivos, que motiva a tantos en comunicarse y alcanzar acuerdos.
Somos gotas de agua, que viajando juntas,...
marcan diferencia en sus muchos caudales,
masa que las une cual si fueran una,
y mantiene unidas en ese compás.
Mira que te digo en esta hora punta,
todo lo que quieras que de igual ya sabes,...
y es el mismo mundo esa propia cuna,
que acunando a todos tu debes mirar.
Agua de los ríos agua de los mares,
aguas diferentes siendo del arroyo,...
aguas de las lluvias que cayendo a pares,
hacen en sus hilos cuestión y meollo.
Aguas con motivo de esperanza expuesta,
aguas que en granizo hielan un porqué,...
y esas naturales que la vida presta,
aunque los motivos nunca los sabré.
Raquel Ordóñez Marqués
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