Si te pones limites que te echan para atrás y te marcan esa linea que te zanja sin supuestos, la agonía es la ansiedad del vacío que te queda, que quizás tan solo sea, la llamada de alguien libre, que te avisa de posibles en aquello que alimenta, lo que mismo se patenta, cual refuerzo lleva apoyo y cuestiones y meollo piensan en distinta forma y te quedas donde pongan el sentido de un vivir. Lo que aprecias con el tiempo, lo que va en procedimiento y en el viento más mentiras, lo que dieras lo que digas, y de igual lo que supongas, lo que saque en conjeturas y el criterio que mantenga, lo que sea que entretenga y de igual lo que te venga. Todo es parte de la vida y de bromas las que tengas, se convierten en locura, lo que digan que no cura, porque así eres mercado, lo que queda estipulado por aquel que se pronuncia y lo que digo y lo que anuncia, que los cambios son constantes y en el tiempo el dilatante de tenerte entretenido y me quedo aquí en el nido conformando tus deseos y en el tiempo me recreo demostrando tu ignorancia y te digo que arrogancia no presume de paciencia y en la vida la prudencia porque en vueltas es posible, lo que en si sea factible que el culpable sea uno y quizás es oportuno y fortuito por vivir.
Nos ponemos en prohibir porque en si tenemos miedo,
y los miedos nos limitan cuando no existen razones,...
y ponemos en cuestiones, aprender un poco más,
que en cortar lo corte un credo,
que reciclan las versiones,...
y mirarte es que no puedo,
cuando dices la verdad.
Raquel Ordóñez Marqués.
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