Como niño se describe en sus detalles,
de ilusiones que le llenan en sus prisas,....
y protesta y te replica en los cantares,
y te saca sin maldad alguna risa.
Diferencia ese sarcasmo y la ironía,
y te explica diferencias de obtener,...
aunque sepas que en verdad si la tenías,
era muestra del hacérselo entender.
Es conciso en el registro de palabras,
intelecto que modera en propio gusto,...
y se asusta ante maneras si son bravas,
porque nunca va mirando al rudo arbusto.
Ese recio de costumbres y manías,
que educó con diferencias detalladas,...
le quitaba la sonrisa que obtenía,
porque apenas el podía decir nada.
Enseñado sin opciones de un porqué,
que se explica sin un gesto de violencia,...
es retrato de un maltrato en el ayer,
que en sus ásperos nos deja la evidencia.
Bonachón que de presencia es su constante,
picaresca de ese agrio al relatar,...
siendo escusa de la mezcla en dilatantes,
de pararte cual mirarlo y escuchar.
Simpatía no le falta en sus diarios,
cual saludo al mismo paso va ofreciendo,...
aunque lleva como cruz de sus calvarios,
un dolor que mortifica en ir sufriendo.
Ese es Manu en el mismo detallar,
de notar misma presencia que obtenías,...
a quien digo que en la vida hay que soñar,
y mezclar en mismos sueños noche y día.
Raquel Ordóñez Marqués.
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