Demasiados miedos para conjugar, es como esa tela que de araña fueran mismas intenciones, es un laberinto que en sus movimientos va cambiando puertas, puertas que se abren o se van cerrando dependiendo del gusto, es la preferencia quien mantiene el puesto y sin más depende de lo que decidas, de lo que mantengas en el mismo pulso, bien es la derrota o ese mismo impulso que te lanza lejos, no tengas complejos pues todos lo viven. Busca un horizonte, no te rindas nunca,...
El juego se sujeta de tu propio esfuerzo, es como ese rezo que sin más repites, va lo que permites y mismos rechazos, decorando en lazos nudos diferentes, lo que sea reciente o ya del pasado, todo lo zanjado que entretiene en dudas, misma la locura que ya va jugando, tu iras alcanzando tu propio criterio y será misterio de tu propia mente, la que siendo fuente siempre está a tu lado, vas en retrasados dice la conciencia, porque ella sabe tus muchos tropiezos, y de esos rezos, mismas ilusiones, son tus intenciones quienes te conocen, dicen esas voces que repiten ecos.
Y me voy pensando lo que bien te digo,
y en propia conciencia puedo comprobar,...
que suscita al alma y por eso sigo,
siendo en si la calma que te puedo dar.
Y me voy tranquila aunque nada tengo,
siendo de ese uso que sugiere el paso,...
y me pongo a prueba y hasta me sostengo,
aunque en esta historia, hablo de otro caso.
Eres tan ambiguo que me amoldo al cuerpo,
eres tan discreto que me veo en el...
y si falla algo me atrevo y discrepo,
ya que lo importante siempre es querer.
Raquel Ordóñez Marqués.
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